Llamada también The other side of the tracks, este filme del 2008 retrata la vida de Josh, un joven agobiado por un accidente de diez años atrás que se niega a superar la profunda marca que este suceso ha dejado en su alma. La gente trata de convencerlo de que debe seguir adelante, pero su actitud indiferente y falta de iniciativa lo mantiene estancado, hasta que conoce a Amelia, una muchacha físicamente igual a la persona que perdió en su trágico pasado.
Este largometraje cae en lo que muchos encasillan como "películas donde nada pasa". La historia es muy lenta y contiene mucha plática sin aparente sentido, que en realidad son descripciones de lo que compone el final. Las actuaciones son mediocres, en varias partes se puede apreciar falta de química entre los actores. La banda sonora esta compuesta de canciones juveniles, lo que le da un toque de serie de televisión al estilo Beverly Hills 90210 y le resta el aire de misterio que ciertas partes pueden producir.
Si les gustan las películas crípticas, en las cuales se van dando pistas de lo que realmente ocurre, The other side of the tracks les proporcionará un rato para pensar; aunque si se encuentran acostumbrados a este tipo de filmes, también les podrá resultar fácil descifrar que está sucediendo en realidad. Lo que sí, es que el final ata todos los cabos que hubieron durante el metraje, dejando una conclusión apropiada pero un poco insípida.
Con la actuación de Tania Raymonde (mejor conocida como Alex Rousseau en Lost), The haunting of Amelia no es un largometraje para todos, hay que tener paciencia con su desarrollo y las faltas que posee debido a su bajo presupuesto.
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