Dirigida por el aclamado Sion Sono, Guilty of romance (el título original es Koi no tsumi) cuenta con la participación de Megumi Kagurazaka, una de las co protagonistas del anterior trabajo del director, Cold fish.
Izumi es la esposa de un famoso escritor y su vida está confinada a ser una fiel ama de casa, hasta que un día decide empezar a trabajar en un supermercado, donde será contactada para fungir como modelo; este hallazgo despertará en ella una actitud que accionará una racha de acontecimientos llenos de corrupción e hipocresía. Al mismo tiempo, una detective anda detrás de las pistas de un cruel asesinato, su pista consiste en un par de maniquís formados con algunas partes humanas.
A pesar que la idea principal de Guilty of romance es similar a Cold fish (un ser humano pasivo e inocente que descubre su lado oscuro al adentrarse a un nuevo mundo), el desarrollo es diferente, pues en vez de pasar gran parte del metraje construyendo lentamente el clímax, se dedica a mostrar más sobre cada uno de los personajes envueltos en la trama, ofreciendo un panorama más extenso de lo que sucede en el universo creado.
La banda sonora es grandiosa, recurriendo a música clásica y otros métodos para ambientar (como una parte donde levemente se puede escuchar una percusión grave una y otra vez, añadiendo un magnífico efecto a las escenas). Dirección, edición, fotografía (la gama de colores es interminable), y desarrollo de la trama también se encuentran orquestados adecuadamente y con el particular estilo que tanto caracteriza a Sion Sono. Las actuaciones son uno de los puntos más fuertes, cada actor (en especial las dos protagonistas) se luce en su papel y lo interpreta a la perfección.
Tal vez Guilty of romance no posea un clímax tan magnánimo y largo como el de Cold fish (media hora), pero eso no resta fuerza a su conclusión, un colofón propio y bien ejecutado que acaba como es debido y deja un buen sabor de boca. Basada en hechos reales, éste es un drama fuerte, recomendado para los amantes de las películas con múltiples capas narrativas.
Rolala cobi
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