1955 fue el año que apareció Dementia, también llamada Daughter of horror. No obstante, la película fue censurada en algunos lugares durante tres años, y no fue sino hasta 1958 que vio la luz en los cines.
El filme explora la mente de una mujer que ha cruzado la línea entre la cordura y la locura. Dominada por los errores de su pasado, vive en una pesadilla constante y sin fin. El desarrollo de la historia empieza cuando ella se levanta en medio de la noche, y desde ese momento, una cadena de sucesos extraños y sin sentido aparente empieza a acontecer.
La fotografía es estilo Noir, con mucho alto contraste en los tonos. Los matices de surrealismo forman el plato fuerte, pues en ellos se apoya el pasado de la torturada mente de la mujer. La música instrumental que acompaña toda la película suple con dignidad la ausencia de diálogos en los personajes (sólo se escucharán risas y lamentos si acaso, no más).
Existen dos versiones de Dementia, una con narrador y otra sin éste. El narrador interviene no más de siete ocasiones en la historia, complementando lo que sucede en la escenas y ayudando a comprender el significado de las acciones. Sin lugar a dudas, ver la versión sin narrador cambia el punto de vista de muchas cosas y deja más a la imaginación del espectador.
Con escasos 55 minutos de duración, una historia rara, y un reparto prácticamente desconocido, Dementia es una buena opción para aquéllos que quieran ver otro tipo de cine psicológico y surrealista.
This is my world. Let me lead you into it. Let me take you into the mind of a woman who is mad.
El filme explora la mente de una mujer que ha cruzado la línea entre la cordura y la locura. Dominada por los errores de su pasado, vive en una pesadilla constante y sin fin. El desarrollo de la historia empieza cuando ella se levanta en medio de la noche, y desde ese momento, una cadena de sucesos extraños y sin sentido aparente empieza a acontecer.
La fotografía es estilo Noir, con mucho alto contraste en los tonos. Los matices de surrealismo forman el plato fuerte, pues en ellos se apoya el pasado de la torturada mente de la mujer. La música instrumental que acompaña toda la película suple con dignidad la ausencia de diálogos en los personajes (sólo se escucharán risas y lamentos si acaso, no más).
Existen dos versiones de Dementia, una con narrador y otra sin éste. El narrador interviene no más de siete ocasiones en la historia, complementando lo que sucede en la escenas y ayudando a comprender el significado de las acciones. Sin lugar a dudas, ver la versión sin narrador cambia el punto de vista de muchas cosas y deja más a la imaginación del espectador.
Con escasos 55 minutos de duración, una historia rara, y un reparto prácticamente desconocido, Dementia es una buena opción para aquéllos que quieran ver otro tipo de cine psicológico y surrealista.
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