sábado, 25 de julio de 2009

Persona

En 1966 el director Ingmar Bergman presentó lo que es considerado por muchos de sus fans como una de las mejores películas de su filmografía. La temática, en apariencia, es simple, ya que trata sobre una actriz que repentinamente deja de hablar pero que se encuentra totalmente bien de salud, por lo que es internada para averiguar qué le sucede; posteriormente se le asigna una enfermera nueva para que cuide de ella, y al no ver resultados, optan por un método más relajado.
A pesar de lo convencional que puede sonar la sinopsis, la edición, la fotografía, los simbolismos y las actuaciones, se encargan de convertir esta trabajo en algo original.
El Mise en scène (colocación de objetos y actores durante la escena, por definirlo sencillamente y sin complicaciones) y la fotografía juegan un papel importante para aportar más información a la historia. Actúan Bibi Anderson y la actriz de cabecera de Ingmar Bergman, Liv Ullman; ambas interpretan adecuadamente sus correspondientes papeles y demuestran su calidad.
Las interpretaciones que rondan alrededor del filme son variadas, y aunque todas desembocan en una idea común, los detalles que las conforman son la diferencia. Ésta película es recomentable para los que gustan del cine de arte, y de Bergman.

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