jueves, 20 de octubre de 2011

Sleeping beauty


Primera película dirigida por la novel Julia Leigh, Sleeping beauty es un relato que describe cómo Lucy, una estudiante con varios trabajos de medio tiempo, acude a una entrevista para un nuevo trabajo, donde eventualmente le es revelado que tendrá que ser sedada y abandonada indefensa ante los deseos de los clientes, pero con la seguridad de que no habrá coito alguno.
A destacar aquí la actuación de Emily Browning (Sucker punch), quien hace un estupendo trabajo como la protagonista de la historia. Al ver a Lucy, muchos pensarán que carece de personalidad y que su frialdad le quita algo de sentimiento a la trama, lo cual es cierto, pero hay que tomar en cuenta que éste es el personaje y que la actriz realmente hizo un gran trabajo para transmitir esa sensación de vacío, una vida frívola y sin identidad.
Sí, la narrativa no es sencilla de seguir, la edición corta de un punto a otro en la vida de Lucy, yendo de sus trabajos, a su escuela, su vida personal, etcétera, provocando una especie de desconexión entre las tomas. Esta técnica obliga al espectador a sacar varias conclusiones con respecto a lo presentado y dificulta el seguimiento para los que no están acostumbrados.
El desarrollo es lento, la música casi inexistente, pero lo que resalta es la dirección y la fotografía, que se encuentran coreografeadas de manera excelsa y provee una muestra de la capacidad que Leigh tiene como directora, al presentar ángulos suaves, sencillos, pero ciertamente llamativos.
La película es bastante alternativa e indudablemente hay que tener carácter para verla con detenimiento hasta el final. La polémica que ha levantado es debido a las escenas de tipo sexual, donde se exhibe el trato de la mujer como un objeto para satisfacer los deseos del hombre.
Sleeping beauty no es la historia que la mayoría conoce de Disney, es una versión completamente diferente y más adulta. Recomendada solamente si disfrutan de las películas de arte.

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