Largometraje argentino del 2011, Fase 7 exhibe desde un inicio que su presupuesto no es grande, y es que la simplicidad de la música y la dirección de cámaras hacen pensar que éste será un filme B más a la cuenta... pero lo que este trabajo demuestra, es que lo que le falta en presupuesto, lo compensa con su grandiosa historia.
Coco y Pipi compran en un supermercado, mientras un caos se comienza a desarrollar a su alrededor, sin que ellos le presten mucha atención. Cuando llegan a casa, se enteran en las noticias de que una mortal pandemia se extiende a nivel mundial y que en su edificio hay un posible infectado; después de son puestos en cuarentena, un conflicto interno explota entre los habitantes, formando facciones, desesperados por no contraer la enfermedad.
La cantidad de cambios que la historia da es magnífica, manteniendo el entretenimiento constante y sin parar (lo único incrédulo tal vez, es la ignorancia de uno de los personajes ante todo el problema). El ritmo también es bastante bueno y en dueto con las actuaciones, elaboran un mundo que hace que cualquiera olvide que se encuentra viendo una película con bajo presupuesto.
Con humor negro integrado, Fase 7 es una sorpresa agradable y algo fresco dentro del género de películas sobre pandemias, una más de esas producciones de ciencia ficción que demuestra que los efectos especiales muy caros no son algo necesario para elaborar una buena película. Muy recomendada.
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