Filme europeo de 1993 que evoca a la perfección el estilo setentero que los italianos plasmaron en las películas de terror. Conocida también como Dark waters (no confundir con la japonesa Dark water, y su respectivo remake protagonizado por Jennifer Connelly) o Temnye vody. Este largometraje es un espectáculo de imagen y sonido que crea una atmósfera grandiosa. La ambientación sustituye al típico susto repentino que espanta al espectador, los colores y las locaciones adornan lo que se presencia en encuadre.
La historia trata sobre una joven que acude a una remota e incomunicada isla para averiguar porque su difunto padre ofrecía patrocinio constante al abandonado y tétrico convento que un grupo de misteriosas monjas habita. Conforme el relato progrese, la mujer descubrirá que los secretos que ahí residen, están relacionados con su vida y con un extraño símbolo. Si bien el ritmo es bueno (y algo raro por partes), habrá quienes encuentren algo genérica la historia y habrá a quienes les parezca algo extraordinario.
La historia trata sobre una joven que acude a una remota e incomunicada isla para averiguar porque su difunto padre ofrecía patrocinio constante al abandonado y tétrico convento que un grupo de misteriosas monjas habita. Conforme el relato progrese, la mujer descubrirá que los secretos que ahí residen, están relacionados con su vida y con un extraño símbolo. Si bien el ritmo es bueno (y algo raro por partes), habrá quienes encuentren algo genérica la historia y habrá a quienes les parezca algo extraordinario.
El punto fuerte de Dead waters, como fue mencionado con anterioridad, es indudablemente el audiovisual, donde las oscuras escenas relacionadas con sectas y demonios crean lúgubres imágenes en pantalla (que ciertos religiosos considerarán sacrílegas). Recomendada para los amantes del terror ambiental.
TRAILER (no es de muy buena calidad el trailer)
TRAILER (no es de muy buena calidad el trailer)
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