Del 2004, este filme trata sobre un hospital cuya escasez de recursos lo tiene al borde del colapso administrativo; doctores y enfermeras hacen todo lo que está a su alcance para mantener a flote el lugar, aunque esto implique someterse a períodos extenuantes de trabajo... pero todo cambia cuando un paciente con una extraña y mortal patología llega, obsesionando a un doctor con tratar la contagiosa y especial enfermedad sin preocuparse por las consecuencias que tendrá en los empleados.
Varios factores resaltan con rapidez en Infection (el título original es Kansen), el primero es la ambientación, que es el ingrediente principal que caracteriza al largometraje, recurriendo a técnicas que pueden hartar a la gente que no esté acostumbrada a las películas que concentran el factor terror en lo sicológico en vez de los sustos e impacto visual. La fotografía oscura combinada con colores fuertes y mucho gris, así como los sonidos, hace del hospital el lugar perfecto para desarrollar la historia
Durante la primera media hora, el espectador puede sentir que está viendo un episodio de E.R. o cualquier otra serie del tipo drama médico, ya que la trama se limita a exponer a los protagonistas,
así como el trauma que cada uno de ellos tiene: una enfermera que no
puede aplicar inyecciones, un pediatra frustrado, una señora que ve
familiares muertos en espejos, entre otros. Esta variedad de caracterizaciones es el elemento ideal para exponer la infección que agrava el interior del hospital, llevando la narrativa con un ritmo lento pero bastante efectivo.
Quizás el final sea lo único que confunda a quienes vean Infection, pero no por ello deben privarse de ver esta película. Poco conocida, esta obra es muy recomendada para los que adoran el terror sicológico.
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