Del 2010 y al más puro estilo de Los 7 samurai de Akira Kurosawa, 13 assassins (Jûsan-nin no shikaku) es una muestra más de como Takashi Miike puede alternar entre diferentes géneros cinematográficos con una facilidad inigualable. La película relata cómo se reúne un grupo de samurais para asesinar a un peligroso y sádico lord del shogún cuyo poder va en ascenso; no obstante, el reducido bando deberá enfrentarse contra una marabunta de enemigos para cumplir su cometido, para lo cual tendrán que hacer uso de su imaginación y sus habilidades.
La dirección es digna de resaltar. El avance de la historia emula a la obra más conocida de Kurosawa: reclutamiento, preparación, ataque. Los últimos cuarenta minutos de metraje se concentran plenamente en el enfrentamiento de los 13 guerreros y el uso de su inteligencia para tratar de sobrevivir. Debido a esto, se nota un cambio drástico en el estilo de dirección. Mientras que la primera parte del filme es un obra que se explaya en iluminación (las tenues tonalidades utilizadas con las velas le dan un aspecto muy realista a las escenas), colores y vestuario, la última es un juego rápido de tomas que procura mostrar todos los ángulos posibles de la gigantesca querella.
Algo que posiblemente los fans de Miike notarán raro es la falta del gore exagerado al que suele recurrir. A pesar de que no está explícito y violento como normalmente hace, hay escenas que se dan a entender bastante bien lo que está ocurriendo, incluso si no hay sangre en escena.
La dirección es digna de resaltar. El avance de la historia emula a la obra más conocida de Kurosawa: reclutamiento, preparación, ataque. Los últimos cuarenta minutos de metraje se concentran plenamente en el enfrentamiento de los 13 guerreros y el uso de su inteligencia para tratar de sobrevivir. Debido a esto, se nota un cambio drástico en el estilo de dirección. Mientras que la primera parte del filme es un obra que se explaya en iluminación (las tenues tonalidades utilizadas con las velas le dan un aspecto muy realista a las escenas), colores y vestuario, la última es un juego rápido de tomas que procura mostrar todos los ángulos posibles de la gigantesca querella.
Algo que posiblemente los fans de Miike notarán raro es la falta del gore exagerado al que suele recurrir. A pesar de que no está explícito y violento como normalmente hace, hay escenas que se dan a entender bastante bien lo que está ocurriendo, incluso si no hay sangre en escena.
Si disfrutan de las películas de samurais, 13 assassins los dejará satisfechos. Tal vez no contenga los grandes planos y variedad inagotable de colores que Kurosawa manejaba en sus largometrajes de este tipo, pero sí es un hecho que lleva una gran dirección y guión a cuestas a pesar de lo simple de su desarrollo.
TRAILER
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