
Una escuela es atacada por un virus que convierte a todos en una especie de zombi, menos a las integrantes del equipo de natación, quienes deberán buscar un modo de sobrevivir. Por el nombre y el póster publicitario, es de esperarse a un grupo de chicas destrozando monstruos, pero esto ocurre sólo durante cinco minutos del metraje, y el resto no es más que una serie de escenas sin cohesión.
Todo el tiempo, se busca hasta el pretexto más insensato para mostrar los senos de la protagonista y luego meterla a una relación homosexual sin base alguna. Durante una parte se intenta mostrar su cruento pasado, pero la hilera de imágenes que tratan de ofrecer una síntesis de su vida anterior, son sustituidas rápidamente por otra escena de sexo.
El guión es una mala mezcla de pinky (el grindhouse de oriente), cine B y terror, con un montón de situaciones inconexas y sin justificación alguna que no ahondan en un tema específico y que llevan hasta un final que rescata absolutamente nada de la pobre producción.
Todo el tiempo, se busca hasta el pretexto más insensato para mostrar los senos de la protagonista y luego meterla a una relación homosexual sin base alguna. Durante una parte se intenta mostrar su cruento pasado, pero la hilera de imágenes que tratan de ofrecer una síntesis de su vida anterior, son sustituidas rápidamente por otra escena de sexo.
El guión es una mala mezcla de pinky (el grindhouse de oriente), cine B y terror, con un montón de situaciones inconexas y sin justificación alguna que no ahondan en un tema específico y que llevan hasta un final que rescata absolutamente nada de la pobre producción.
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